fbpx

El bien y el mal en la literatura fantástica y su evolución

La dicotomía entre el bien y el mal y su lucha constante son, probablemente, uno de los temas de la fantasía que más se han utilizado a lo largo de los años. Es más común todavía, además, si entramos en el subgénero épico. 

No se trata, sin embargo, de una temática universal. Y el enfoque que diferentes autores aportan y han aportado a lo largo de las décadas también ha variado mucho. En este episodio de El Stedding, que puedes escuchar a continuación, hablamos sobre este tropo clásico del género, su evolución, y en qué posición se encuentra en la literatura fantástica de nuestros días: 

El bien y el mal y su evolución como una de los temas de la fantasía más importantes

Un breve recorrido por la historia y la mitología 

El concepto del Bien y el Mal, no es algo que sea, ni de lejos, propiedad de la tradición judeocristiana, pero tampoco es un elemento fundamental de todas las civilizaciones que han existido a lo largo del mundo. 

De modo que, antes de entrar en la literatura fantástica, vamos a hacer un breve recorrido por las historias y la mitología que la inspiraron, para ver con brevedad distintas formas de ver el mundo, y cómo han evolucionado con el tiempo. 

El Bien y el Mal en diferentes mitologías del mundo

En la mitología griega, que tanto nos gusta y tanto conocemos, es habitual ver a dioses que son tan esclavos de sus pasiones y las personas. Los héroes, a menudo, no son recompensados o castigados por hacer aquello que podríamos considerar virtuoso, sino por cumplir o ignorar sus obligaciones hacia un dios. 

El conflicto de La Iliada, por ejemplo, se fundamenta en una disputa entre diferentes dioses olímpicos, y el tortuoso viaje de vuelta de Ulises en La Odisea, se debe a que este se niega a realizar un sacrificio a Poseidón. 

Sí que existe, sin embargo, una idea del mal primordial en la mitología, en la historia de Pandora y la caja que jamás debería abrir. 

En contraposición a esta cultura, sin embargo, nos encontramos la egipcia. En su panteón de dioses sí que existe esta división entre ambos y, al morir, Anubis juzga a las personas, comparando el peso de sus pecados con una pluma y reposando ambos en una balanza. Una escena que se ve muy bien reflejada en la adaptación de American Gods de Amazon Prime. 

Otro elemento curioso de las mitologías y culturas, es que no es común a todas ellas que la guerra tenga las mismas connotaciones negativas que se le asigna actualmente. De hecho, no es del todo extraño que dioses asociados con la guerra tengan otras funciones dentro de su panteón. Ishtar, por ejemplo, era la diosa tanto del amor como la guerra; y en algunas de sus versiones, Atenea es asociada a la táctica militar. 

La influencia del cristianismo en diferentes mitos y leyendas

Con el paso de los siglos, y conforme el cristianismo iba expandiéndose por toda Europa, la concepción del Bien y el Mal de esta religión empieza a extenderse a muchos mitos europeos. Se demoniza a muchas deidades y criaturas de diferentes religiones paganas, y se crea una visión del Diablo y su aspecto que reúne elementos de varias de ellas. 

Al mismo tiempo, se van poniendo por escrito diferentes obras de naturaleza épica, algunas con elementos mágicos y sobrenaturales, que a menudo databan de antes de la Edad Media. 

Destaca, en ese sentido, el mito artúrico, que tuvo una explosión de popularidad en la segunda mitad de la Edad Media. Numerosos autores, espoleados por una clase dirigente que sufragaba sus gastos, crearon sus propias versiones de esta leyenda, que fueron adaptándose a la moral y los gustos de la época. 

De este modo, el personaje de Morgana, que en algunas versiones iniciales auxiliaba al rey Arturo, se convierte en villano, o se incorpora la relación extramatrimonial entre Ginebra, esposa del Rey Arturo, y el caballero Lancelot como reflejo del amor cortés tan de moda en este periodo. 

El germen de la literatura fantástica en los siglos XIX y XX

Con el paso de la Edad Media a la Moderna, y de esta a la Contemporánea, se van sucediendo toda una serie de cambios en la mentalidad de los europeos. Una de las más importantes sería la incorporación de las lenguas de cada nación en los estratos más altos de la sociedad, en detrimento del latín. 

También lo es la recuperación del legado grecolatino, que había sido despreciado en la Edad Media, resurge en el Renacimiento y a partir de entonces estará y dejará de estar de moda de forma recurrente en el arte occidental. 

Ya en el siglo XIX, surgen antecedentes directos de la literatura fantástica: los cuentos de hadas que llevaban narrándose oralmente durante siglos se ponen por escrito; la literatura de aventuras vive una explosión de popularidad, y también adquiere relevancia la literatura gótica, con ejemplos como Carmilla, Drácula o Frankenstein, el moderno Prometeo.

Con la llegada del siglo XX, mucha de la literatura por entregas, que era publicada en medios generalistas, empieza a ver la luz en revistas especializadas. De ellas surgirán un sinfín de autores muy conocidos, como H. P. Lovecraft o Robert E. Howard. 

Este último escribió sobre numerosos personajes a lo largo de su corta carrera como escritor y que, con las obras de Conan, el bárbaro, sería uno de los primeros autores en escribir el subgénero fantástico de la espada y brujería.

En esta obra, sin embargo, esa idea del bien y el mal era secundario. Los relatos de este personaje se centran mucho más en el contraste entre lo bárbaro y lo civilizado. 

Howard, de hecho, ve la civilización como algo negativo. Como una fuente de corrupción, de la que nacen los vicios y que es fuente de debilidad para el hombre. Al mismo tiempo, el bárbaro, encarna una serie de valores positivos, como la fuerza, la honradez y el honor. 

Una dicotomía que, en cierto modo, evoca a la idea del buen salvaje de la Ilustración, en la que se asocian una serie de valores positivos a los pueblos entonces llamados primitivos con los que el europeo se cruzaba en sus viajes por el mundo.

Los Inklings y sus imitadores en la fantasía épica de mediados del siglo XX

Si bien existen muchos autores anteriores a ellos, los autores que formaron parte de este grupo literario y, sobre todo, J. R. R. Tolkien, son los primeros que se nos vienen a la cabeza al pensar en cómo se trata este tema de la fantasía. 

De todos sus miembros, aquellos que gozan de mayor fama son C. S. Lewis y el creador de El señor de los anillos. Los Inklings, en realidad, no eran necesariamente un grupo de escritores, sino más bien un grupo de eruditos que tenían un profundo interés por la lengua, la historia y la mitología. 

Los dos autores ya mencionados también tenían unas profundas raíces cristianas, una realidad que se deja ver en la moral de sus obras, que introducen en diferentes medidas conceptos de su moral, como el Bien y el Mal. 

Si bien estas creencias religiosas empapan la construcción de La Tierra Media, rara vez son tan explícitas en la obra de Tolkien como en la de Lewis. Un autor que se inspiró más en los cuentos de hadas que en la mitología nórdica al crear Narnia, y que fue dando un peso cada vez más grande a la propia mitología cristiana conforme avanzaba la saga. 

La Última Batalla, de hecho, sería una especie de retelling del apocalipsis bíblico, lo cual al Raúl de doce años dejó con cara de: “¿qué se supone que estoy leyendo?”. 

Durante buena parte de las décadas siguientes, aparecerán numerosas obras que seguirán la estela de El señor de los anillos, usando como referencia su ambientación y mitologías. Dado que la mayoría de razas de Tolkien, como los elfos, enanos o los trasgos forman parte de mitologías ya existentes, estos serán incorporados sin dificultad. La gran excepción serían los Hobbits, raza que inventó el propio Tolkien y cuya autoría defendió en los tribunales. 

De todas estas obras continuistas, es difícil no mencionar Dragones y Mazmorras y todas las novelas que se crearon en torno a este universo, entre las que destacarían las sagas de la Dragonlance y Reinos Olvidados, que ha reeditado hace poco Minotauro.

Del Señor Oscuro al conflicto interno: cambios y matices en al tratar estos temas de la fantasía

Aunque a menudo conservaban elementos o influencias similares a Tolkien, desde bien pronto empiezan a surgir obras que aportan un enfoque fresco a este y otros temas de la fantasía. 

En Terramar, por ejemplo, existe una idea de Luz y Oscuridad, pero también se habla del Equilibrio entre ambas, y el Mal en muchas ocasiones es un elemento interno de los personajes que en ocasiones se manifiesta de forma externa, como explico en mi artículo donde te cuento cinco razones por las que deberías leer estos libros.

Y Las nieblas de Avalón, que toman como base el ciclo artúrico del que ya hemos hablado, te narran la historia desde el punto de vista de Morgana, creando un personaje mucho más humano y poniendo un mayor foco en los personajes y sus conflictos internos que en esta gran dicotomia de la que hemos hablado. 

Pese a parecer una propuesta continuista, también es muy interesante La historia interminable. Aparece la Nada como enemigo externo, y una aventura clásica protagonizada por Atreyu, un personaje que encarna los valores tradicionales del héroe. Sin embargo, su segunda mitad, protagonizada por Bastian, dará la vuelta a la tortilla, pues él intentará asumir el papel de héroe “de toda la vida” y, al hacerlo, estará a punto de provocar la destrucción total del mundo de Fantasía. 

La Rueda del Tiempo es, sin duda, otra gran obra que entraría en esta corriente reformadora. En su saga, como mencionamos en el segundo episodio de El Stedding, se emplean muchas de las ideas recurrentes y arquetipos propios de la fantasía épica. 

Pero en la inmensa mayoría de las ocasiones, Robert Jordan les aportará matices o les dará la vuelta, hasta hacer que estas ideas se sientan frescas una vez más. El Bien y el Mal, del que trata este artículo, aparecen, con un Señor Oscuro que bien podría recordar a Sauron, pero sus lugartenientes, los Renegados, así como la nutrida red de espías que sigue sus intereses, ofrecerán un amplio matiz de grises por la diversidad de motivaciones y trasfondos que aportarán a la trama.

Y, si bien aparecen criaturas que sirven de “carne de cañón”, como los orcos de El Señor de los Anillos, su papel se desdibuja conforme avanza la saga, volviendo muchos más peligrosos otros males mucho menos visibles. 

Otra obra que sirve de puente entre la fantasía épica clásica y el grimdark, del que hablaremos más adelante, es Elric, de Melniboné. Estos libros, de los que habla muy bien Carlos J. Eguren en este artículo de su web, ofrecen un mundo de fantasía más tradicional, pero desarrolla a un protagonista que podríamos considerar a un antihéroe, e incluso muchos elementos de lo que más tarde consideraríamos fantasía oscura. 

El grimdark y otras propuestas rupturistas: cuando el lector se agota y busca cosas nuevas

Con el paso de las décadas empieza a haber una cierta sensación de aburrimiento ante esta tema de la fantasía, y crece el deseo de probar cosas nuevas. Las dragonadas caen en desgracia y los autores intentan reinventar la rueda. 

Uno de los grandes éxitos de esta corriente sería la creación del grimdark, esa fantasía oscura y cruel, que arrastra a sus personajes por el fango y procura que este te salpique. Donde los personajes tienen una moral bastante justita, o inexistente; en la que el fin suele justificar los medios y encariñarse con un personaje es peligroso. 

Obras como Canción de Hielo y Fuego, la trilogía de La Primera Ley de Abercrombie y la de El Vatídico de Robin Hobb, o La Saga de Geralt de Rivia, entrarían en esta categoría. A menudo, estas obras toman elementos de la fantasía épica clásica, como profecías, magia, o la idea del Bien y el Mal. Pero este tema de la fantasía ya no es el foco, sino una idea que, si aparece, es para ser enmendada.

En la saga de George R. R. Martin, por ejemplo, tenemos a Los Caminantes Blancos, esa amenaza sobrenatural que evoca a los draugr nórdicos, y que podrían cubrir el mundo de oscuridad. 

Pero la mayor del tiempo, el conflicto recae en los hombros de personajes humanos, a los que arrastran pasiones como la ambición, la vanidad o el orgullo. Y, si bien la magia suele estar presente, y en ocasiones ostenta grandes poderes, esta rara vez es la solución a todos los problemas. 

En el caso de Robin Hobb, es destacable el caso de su protagonista, Traspiés, que por su condición de protagonista debería representar la figura clásica del héroe en las novelas de El Vatídico, pero cuyas decisiones, en ocasiones bastante nefastas, le impiden llegar a asumir por completo este rol a lo largo de las novelas. 

La traducción de estas novelas es, además, bastante interesante, pues coexisten nombres como su protagonista, que hacen referencia a palabras reales, con otros que no lo son. 

El particular caso del Mundodisco

Las novelas que componen El Mundodisco de Terry Pratchett también podrían entrar en esta categoría. Se trata de obras con una amplia carga de comedia e ironía, que toman los elementos de la fantasía y de muchas otras literaturas para darle la vuelta y crear su propia versión. 

Las dos primeras novelas, por ejemplo, beben sobre todo de la literatura pulp, con numerosas referencias a Conan o la mitología de Lovecraft, así como la fantasía clásica. Pero otras se inspiran en obras clásicas, como La Ilíada o Macbeth.

La idea del Bien y el Mal en esta saga se desdibuja y, si bien aparecen profecías y amenazas que tienen una escala cósmica, estas rara vez hacen alusión a esto. Si tuviera que apostar, diría que en este mundo la estupidez es más peligrosa que la malicia.

El panorama actual: retorno a este tema de la fantasía y coexistencia de diferentes propuestas

A los autores y autoras que hemos mencionado anteriormente, hay que añadir que, en los últimos años, se han incorporado a la literatura fantástica una diversidad de voces bastante mayor a la anterior, que da lugar a nuevos enfoques y formas de tratar este tema de la fantasía. 

Destacan, por ejemplo, autoras como Nora Jemisin, autora de la trilogía de La Tierra Fragmentada, o Nnedi Okorafor, autora de Quién Teme a la Muerte y Binti. Ambas prescinden de esta concepción clásica del bien y del mal y, en el caso de esta última, la obra se centra en explorar la Otredad y cómo este concepto a menudo sirve para crear esa división entre ambos. 

Las propuestas que tratan este tema de la fantasía de forma tradicional y que habían sido despreciadas durante un buen tiempo, parecen estar resurgiendo. El género está vivo, hay mucha variedad, y obras que representan la fantasía más tradicional y desenfada, como Vox Machina, que es una partida de Dragones y Mazmorras convertidas en animación con bastante presupuesto, gozan de mucha salud y popularidad. 

También hay un auge de los retelling, obras que toman como base y referencia distintos mitos o cuentos de hadas, y actualizan sus elementos para que encajen mejor hoy en día. Hay algunos más directos, como La Canción de Aquiles, de Madeline Miller, que reseñé en este blog, y otros que solo toman sus elementos como base y construyen su propia historia, como Stardust, de Neil Gaiman, que consideramos un cuento de hadas moderno y que también he reseñado

Brandon Sanderson, por otro lado, combina propuestas diferentes a lo largo de su extensa obra. Algunas novelas, como la trilogía original de Nacidos de la Bruma, que reseñé en esta entrada del blog, ofrecen una perspectiva clásica, pero fresca y reformadora, mientras que otras como El Archivo de las Tormentas son bastante más únicas.

Si te ha gustado este texto, y quieres profundizar en este tema, saber más de algunas de las obras mencionadas, o descubrir algunas nuevas, te recomiendo que escuches el episodio. Como siempre, en un artículo es muy difícil condensar un pódcast de más de una hora. 

Como siempre, está disponible en Ivoox, pero también en Spotify y en Youtube. Te dejo el vídeo incrustado a continuación:

Y si después de haber escuchado el pódcast quieres ser el primer enterarte de los próximos episodios, hablar de literatura fantástica, o lanzarte a la ardua empresa de leer La Rueda del Tiempo, te recomiendo que te unas al Discord de El Stedding

Para unirte, solo tienes que hacer clic en este enlace.

Deja un comentario