Durante mil años los ska han vivido esclavizados, aterrorados bajo el yugo del Lord Legislador y los miembros de su iglesia, que lo consideran un dios viviente debido a su gran poder y su inmortalidad.
En opinión de Kelsier, no obstante, sus capacidades están un tanto exageradas. De modo que, a su regreso a Luthadel, la capital del Imperio final, ha vuelto a reunir a su banda de ladrones para dar un último gran golpe.
¿Su objetivo? Hacerse con el control de la ciudad, así como arrebatarle el trono (y, por qué no, la vida) a este monarca inmortal.
Índice
- 1 Ficha técnica de El Imperio final
- 2 Brandon Sanderson y Nacidos de la bruma
- 3 El Lord Legislador, Luthadel, y el Imperio final
- 4 La banda de ladrones que quiere iniciar una revolución
- 5 Un sistema de magia único y bien delimitado
- 6 Los personajes de El imperio final
- 7 ¿Merece la pena leer El imperio final?
Ficha técnica de El Imperio final
- Título del libro: El imperio final – Nacidos de la bruma (I)
- Autor(a): Brandon Sanderson
- Traductor(a): Rafael Marín Trechera
- ISBN: 978-84-9872-613-8
- Editorial: Debolsillo – Penguin Random House
- Número de páginas: 669
- Fecha de publicación: 2008
- Disponible en tapa dura, bolsillo y formato digital en Amazon.
Brandon Sanderson y Nacidos de la bruma
El Imperio final es la primera novela que leí de Brandon Sanderson, al igual que muchas otras personas. Lo cierto es que, cuando leí la contraportada por primera vez y vi los elogios que allí aparecían, no pude evitar desconfiar un poquito.
Decían cosas como «George R. R. Martin tiene heredero» o «este hombre podría ser el heredero de Tolkien». Y, si bien he disfrutado mucho del libro, creo que las comparaciones son odiosas y, en todo caso, innecesarias.
Porque El Imperio final no es como El señor de los anillos, ni como Canción de Hielo y Fuego. Lo cierto es que, como bien reconoce el propio Brandon Sanderson, esta novela guarda más cosas en común con las películas de atracos que con estas grandes novelas de la fantasía épica.
El Lord Legislador, Luthadel, y el Imperio final
Si bien la obra dice que el Imperio final abarca todo el mundo conocido, en el primer libro de Nacidos de la bruma no vas a explorar sus rincones. Esta primera parte, de hecho, se centra únicamente en un lugar:
Su capital.
Allí es donde está el Lord Legislador, las sedes más importantes de la iglesia que lo considera un dios, y también los nobles que, bajo la supervisión de las dos fuerzas anteriores, gobiernan distintos aspectos de este poderoso imperio.
No esperes, por tanto, una novela de viajes, en el que los personajes viajan por diversas ciudades y conocen varias culturas diferenciadas, ya que el dominio del Lord Legislador es férreo en todo el mundo conocido.
Lo cierto es que el mundo donde se ambienta El Imperio final es un lugar «aburrida», al menos en el presente. El mundo es gris, la mayoría de sus habitantes no tienen derechos, y el cielo siempre está recubierta del humo negruzco de unos volcanos que limitan la luz del sol.
Sin embargo, según Sazed, el mundo no siempre fue así. Este personaje, denominado Guardador, forma parte de una secta perseguida por el Imperio final, y su mente conserva la información sobre decenas de religiones, filosofías y culturas extintas, que comparte con sus aliados cada vez que tiene oportunidad. Estas conversaciones son, sin duda, una de las mejores cosas del libro, ya que dan pinceladas de color y variedad a la sociedad monolítica y gris de El imperio final.
La banda de ladrones que quiere iniciar una revolución
Antes de convertirse en leyenda por haber escapado de la cárcel de máxima seguridad del Lord Legislador, Kelsier era un hombre egoísta.
Dirigía una banda de ladrones ska, más conocida y atrevida que cualquiera, sí. Pero se trataba, al fin y al cabo, de un grupo que solo buscaba el beneficio propio.
Después de ser capturado, no obstante, algo cambió. De modo que, cuando regresa a Luthadel, después de varios años de exilio, lo hace acompañado de Yeden, que lo contrata a él y al resto de su banda para que ayuden a la maltrecha rebelión ska a derrocar al Lord Legislador.
A este pintoresco grupo se unirán varios viejos conocidos de Kelsier, cada uno con distintos poderes alománticos, así como Vin, una muchacha de los bajos fondos que conoce por casualidad y que, al igual que el propio Kelsier, puede utilizar todos estos poderes.
Un sistema de magia único y bien delimitado
Una de las cosas que llama la atención de Brandon Sanderson, y que elogian mucho de sus lectores, es lo bien desarrollados que son sus sistemas de magia, y lo bien que delimita los límites de estas capacidades.
Lo cierto es que mi primera impresión me dejó un poco frío, pero al pensarlo con más detenimiento, creo que era el sistema perfecto para estas novelas.
La alomancia es un sistema único, en el que distintos metales se utilizan como combustible y ofrecen a sus usuarios habilidades específicas. Existen más de media docena de poderes, otros tantos metales, y los usuarios de alomanica se dividen en dos tipos.
Los brumosos, que solo pueden emplear una de estas habilidades, y los nacidos de la bruma, que las controlan todas.
¿Recuerdas ahora, cuando te dije que El imperio final bebe de las películas de atracos? ¿Sabes cómo empiezan la mayoría de estas películas?
Con el protagonista reclutando a un puñado de especialistas, cuyas habilidades son necesarias para llevar a cabo el golpe con éxito.
Gracias a la alomancia, Sanderson consigue, de forma sencilla, trasladar este tópico a la fantasía de forma muy efectiva.
El libro, además, te presenta un segundo sistema mágico, la ferruquimia, también basado en el uso de metales, y te deja la puerta abierta a que existan más metales alománticos que los conocidos, por lo que es probable que aguarden sorpresas en el resto de la trilogía.
Los personajes de El imperio final
El Imperio final cuenta con dos protagonistas, con personalidades muy diferenciadas pero también complementarias. Por un lado está Kelsier, un personaje alegre y optimista, que dice poseer una confianza ciega en sus aliados. Como contraste, la historia introduce a Vin, una ladrona de 16 años que lleva toda la vida sobreviviendo a duras penas en los bajos fondos de Luthadel. ¿Cómo? Sin destacar, sin confiar en nadie y sin preocuparse por otra persona que no fuera ella misma.
La relación entre ambos es de instructor y alumna, ya que, para ayudar a la banda como es debido, la muchacha tiene que aprender a utilizar el elenco completo de poderes alománticos, incluido el zinc y el latón, que permiten manipular las emociones ajenas.
Además de estos dos personajes también tienen cierta importancia el resto de miembros de la banda de Kelsier, como Brisa, Hams, Club o Sazed, que es uno de mis personajes favoritos del libro y la trilogía, así como algunos miembros de la nobleza de Luthadel. Si bien es más limitado que en los libros de George R. R. Martin, algo de politiqueo sí que hay.
Salvo Vin, Kelsier y algún que otro personaje, no obstante, estos no cambian demasiado a lo largo del libro. Por lo que he podido ver, conforme leía los siguientes, Sanderson escoge en cada libro a un pequeño número de personajes en cada libro y se centra en ellos, en lugar de repartir la atención entre todos a la vez.
¿Merece la pena leer El imperio final?
Como ya te he dicho anteriormente, Brandon Sanderson no es ni Tolkien ni George R. R. Martin. Es un escritor diferente y que, a diferencia de este último, escribe libros nuevos y los publica de forma regular.
Lo cuál es un punto a su favor.
Sus mayores puntos fuertes, como ya he mencionado, son la complejidad de los sistemas de magia que desarrolla, lo específicos que son, y la precisa red de reglas que los compone. También sabe cómo engancharte y hacer que te leas las 200 últimas páginas de su libro casi sin darte cuenta de cómo pasa el tiempo.
En estos libros, cuyo lanzamiento tienen ya unos años, el estilo de Brandon Sanderson resulta un poco austero. No es que sea malo, pero como ya dije, la naturaleza monocromática del mundo no da para las descripciones más floridas.
Pese a esta pequeña puntualización El Imperio final es una novela de fantasía épica muy buena, que te mantendrá pegado a las páginas, que posee buenos personajes, y una acción trepidante que la convierte en una excelente primera aproximación a este autor.
El Imperio final forma parte de una trilogía, que continúa en El Pozo de la Ascensión y El Héroe de las Eras, dos obras que he reseñado en esta web. Te dejo a continuación los enlaces a las reseñas, por si quieres cotillearlas, así como de Elantris, una novela autoconclusiva del autor:
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Parecería que McCormick, en su libro «La carretera», no ha pensado en la pérdida de eficacia de las palabras por repetición: lo frío, lo gris y lo ceniciento aparecen página si, página no.
(Iba a dejar escrito sólo lo de arriba, pero me he arrepentido. La novela ganó el premio Pulitzer, como es sabido, y no está bien ridiculizarla mediante éstos procedimientos. Su técnica, oraciones simples y breves, para largas descripciones intercaladas con cortos diálogos es lo que le da un cierto tono casi hipnótico poco habitual y no tan fácil de conseguir)
Todo depende de lo que el autor quiera transmitir. Es probable que el personaje que te describe ese mundo ya esté bastante cansado de ver siempre el mismo paisaje, tampoco le va a prestar atención. Igual McCormick quería que acabases tan harto del paisaje frío, gris y ceniciento como estaba su protagonista.